EUROPA
Reino Unido
La Economía del Reino Unido es la quinta más grande del mundo con respecto a los tipos de cambio de mercado, después de la de China, y mantiene desde la Primera Guerra Mundial la disputa con Alemania y Francia por ser la primera economía europea. Se le considera uno de los países más desarrollados del mundo.
La agricultura representa únicamente el 1% del PIB y contribuye apenas con el 2% de la PPA. Sus principales producciones son de patatas, remolacha, trigo y cebada. La ganadería es también significativa, sobre todo la ovina y la bovina, siendo un gran productor europeo de leche y sus derivados. La pesca, sin embargo, sufre un proceso de reconversión agudo, al igual que el resto de las flotas de los países de la Unión Europea debido a la disminución del volumen de pescado en los caladeros tradicionales.
En la industria, las principales actividades son la maquinaria, el material de transporte (vehículos, ferrocarriles y aeronáutica) y los productos químicos. El alto desarrollo tecnológico y las grandes sumas destinadas a investigación hacen que la economía británica goce en estos de buena salud. Los sectores en crisis son el textil y el naval.
La minería siempre ha representado un sector muy importante en la economía. Las tradicionales minas de carbón en forma de hulla situadas en Yorkshire, Gales, Escocia y Lancashire han suministrado a las centrales térmicas británicas la energía necesaria para el desarrollo económico. Aunque en la actualidad su peso específico es menor, siguen siendo parte fundamental de la economía.
Con el descubrimiento en 1970 de reservas abundantes de petróleo y gas natural en el Mar del Norte, se inició la explotación comercial en 1975 y, en la actualidad es el segundo productor europeo, tras Noruega. En materia energética, dispone igualmente de centrales nucleares que abastecen de energía a la población y las empresas, así como asegurán el mantenimiento de su capacidad militar nuclear. El Reino Unido fue el primer país del mundo en poner en funcionamiento una central nuclear para fines civiles en 1956.
Aunque integrado el país en la Unión Europea, el llamado "euroescepticismo" tradicional de los británicos le mantiene fuera de la zona euro, siendo la divisa del país la Libra esterlina. Existe un compromiso del Primer Ministro Tony Blair para celebrar un referéndum que determine si el Reino Unido se integra o no en la moneda única
Después de cinco años de crisis, la economía británica ha repuntado con fuerza desde 2013, con un crecimiento económico más dinámico que el de otras grandes economías. En 2015, el crecimiento económico se elevó a 2,5% del PIB, estimulado por el consumo privado. Se espera que la tasa de crecimiento disminuya ligeramente en 2016. El 23 de junio de 2016 el Reino Unido votó en un referéndum a favor de abandonar la Unión Europea ("Brexit").
Aunque el país no dejará oficialmente su membresía de la Unión Europea por los próximos meses, se espera que la incertidumbre alrededor del proceso tenga un impacto económico. Ciertas organizaciones internacionales como la OCDE y el FMI predicen que el Brexit disminuirá el crecimiento de Gran Bretaña en años venideros mientras que otros cuestionan estas predicciones.
Los buenos resultados macroeconómicos ocultan ciertas debilidades y profundas desigualdades. En efecto, el repunte descansa en el consumo y no la inversión o las exportaciones, y es financiado con bajos sueldos y el aumento del trabajo precario. La productividad es relativamente débil y la infraestructura es insuficiente.
Además, el país presenta uno de los déficits presupuestarios más elevados de la UE, y el endeudamiento de los hogares es elevado (125% del PIB), lo cual genera preocupación de una posible burbuja inmobiliaria. La consolidación fiscal es la prioridad del gobierno, que se fijó como objetivo bajar el gasto del Estado a 36% del PIB en 2020 y ahorrar 6,1 mil millones de EUR en 5 años en gastos sociales.
Los proyectos de infraestructura siguen siendo una prioridad. El Partido Conservador obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de mayo de 2015, poniendo fin a cinco años de alianza con el partido liberal demócrata, y confirmando la política de consolidación presupuestaria del ministro de finanzas George Osborne. Sin embargo, el voto Brexit provocó que el Primer Ministro David Cameron anunciara que renunciará a su cargo.


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